“La importancia de la palabra en el proceso de diseño”
Pareciera que lo importante en nuestro mundo de diseño son las formas y las imágenes y que las palabras, son de otros ámbitos como el literario, el legal y hasta sicológico. Sin embrago dada la subjetividad de nuestra profesión y la danza de los egos involucrados, el manejo de la palabra y la conversación en nuestra disciplina es clave en el logro del éxito en el proceso de diseño.
Todos como diseñadores hemos vivido situaciones incómodas en el momento de la entrega de los primeros bocetos conceptuales de un producto al cliente. Estamos concentrados explicando las metáforas que dieron vida a la idea y su relación especifica con las emociones que pretendemos detonar por medio de la semántica de las tendencias, las formas, las texturas y los colores, cuando el ingeniero de producción angustiado levanta la mano y pregunta; - ¿pero, cuanto piensas que va a costar cada producto? ¿De cuántas piezas se va a componer? ¿Cómo se fijará esa tapa? ¿Qué tipo de plástico piensas usar? – Si bien ese comportamiento tiende a desconcentrarnos, porque para nosotros es obvio que no es el momento aún de dichos cuestionamientos, la reacción es totalmente comprensible si pensamos que esta persona no entiende el significado de nuestras palabras y por ende, tratará en todo momento de descifrar el símbolo que se le muestra de acuerdo a lo que conoce.
“Somos seres simbólicos y por lo tanto, necesitamos de otros seres también simbólicos para compartir ese mundo de símbolos con ellos”, dijo Aristóteles cuando reflexionaba alrededor de la importancia de la palabra como símbolo en la sociedad Ateniense. Sabemos que un símbolo es un elemento que tiene un significado específico que al ser reconocido por la persona, esta es capaz de distinguir un mensaje. Reconocer un símbolo es entonces una distinción, y quien conozca el significado del mismo, posee el poder, el conocimiento y la trascendencia.
Mundo y distinción.
Los diseñadores, como todas las culturas y las profesiones, vivimos en un mundo de distinciones derivado tanto de nuestra particular formación y el proceso de diseño, como de las técnicas, las formas y las imágenes que frecuentemente utilizamos. Normalmente solemos compartir dichas distinciones con nuestros pares y empleados, quienes nos entienden y retroalimentan, volviéndose el proceso de diseño un proceso común para nosotros y es el hecho de asumir que los clientes que contratan nuestros servicios y los profesionistas con los que trabajamos conocen o deberían conocer y entender esas distinciones lo que frecuentemente provoca situaciones de incomodidad y frustración en nuestro quehacer de diseñadores.
Las distinciones son parte de la profesión y cada profesión pose sus peculiares distinciones. Por ende cada persona y cada profesión es un observador diferente de acuerdo al tipo de distinciones que tiene. Un biólogo por ejemplo distinguirá en un jardín muchas más clases de plantas que un diseñador quien tal vez solo distinguirá a las flores de las plantas y a las trepadoras de los árboles, pero si el biólogo instruye al diseñador, este irá poco a poco aprendiendo y generando las mismas distinciones y en breve, podrá estar teniendo una amena conversación con el biólogo, logrando el entendimiento aunque no, la totalidad del conocimiento. Para los diseñadores, en mayor o menor medida, es una práctica común hacerse de distinciones, dada la diversidad de proyectos y las problemáticas a las que nos enfrentamos. Cada investigación previa a un nuevo proyecto y el proceso de diseño en sí, es una interesante sesión de aprendizaje de nuevas distinciones, que cierran la brecha de comunicación de nosotros hacia nuestro cliente. Sin embrago muchas veces olvidamos hacer lo mismo, pero en el sentido opuesto, cuando nuestro cliente entra en el “fértil jardín del proceso de diseño” y su vista es incapaz de distinguir y descifrar el fascinante mundo de posibilidades que se encuentra frente a él.
La angustia que vive un cliente o un alumno frente al proceso de diseño tiene un origen claro; a excepción de la profesión del diseño, la mayoría de las profesiones se desarrollan alrededor de procesos que buscan la confiabilidad y certidumbre. De hecho, toda nuestra educación básica se desarrolla alrededor de este tipo de modelos y con esto quiero decir que se enfocan más en la repetición de contenido constante y replicable proveniente del pasado, que en la generación de nuevo conocimiento en la definición del futuro. Esta distinción, la de distinguir un modelo mental basado en la repetición (pensamiento racional) Vs un modelo basado en la generación de opciones nuevas que cumplan con el objetivo (pensamiento de diseño) si bien se escucha sencilla, significa una gran diferencia y representa un gran abismo para aquel que no conoce el proceso de diseño y si a esto le sumamos que para los diseñadores el error es una herramienta de validación y en el modelo racional, éste se pagan con el castigo, el desprestigio y la humillación, podemos entender mas fácil porque el proceso de diseño se vuelve un viacrucis para una persona, que siendo cliente o colaborador, lo enfrente sin las distinciones necesarias, siendo entonces su primera reacción natural, el intentar moverse hacia un terreno confiable y conocido que replique lo ya conocido.
Es la distinción de la palabra y la conversación en el proceso de diseño lo que puede hacer la diferencia en los problemas de comunicación entre diseñadores, clientes y colaboradores. De entrada es muy probable que nuestro cliente no indague de la manera que lo hacemos nosotros para iniciar el proyecto y aunque haya supuesto la necesidad de contratar servicios de diseño, es probable que su problema no sea de diseño, no pueda ser resuelto con el mismo o la solución que espera, no sea ni la mejor ni la mas adecuada. Una persona no puede preguntar sobre algo que ignora y si nosotros, los diseñadores damos por sentado que el puede ver o distinguir lo mismo, o tomamos su solicitud tal cual, lo mas probable es que estemos entrando en un conflicto. Si bien el proceso de diseño es claro y casi intuitivo para los diseñadores, este en su implementación es un proceso confuso, ciclico y llenode incertidumbre.
La transmisión de nuestra idea como diseñadores solo desde la perspectiva de la imagen y el modelo o prototipo tridimensional puede resultar incompleta y confusa si no se estructura una conversación alrededor que atienda las inquietudes de los involucrados. Para comunicar diseño hay que distinguir los juicios de los hechos, las declaraciones de las afirmaciónes y las peticiones de las ideas y las sugerencias. La confusión de estas diferentes formas del habla son las que nos llevan al rompimiento y la distinción de las mismas, las que nos lleva al éxito del proyecto y al a formación de una relación larga y duradera con nuestro cliente.
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