Esta frase fue de los primeros “Posts” de este Blog y me encanta, pero como en ese entonces andaba definiendo esto del diseñosofía, apenas explote su potencial y después de andar diseñosofando en amores, enamoramientos e ignorancias, tengo necesidad de volver de nuevo al tema de la belleza como parte esencial de los anteriores, pues esta es una puerta directa al amor y al enamoramiento, por supuesto, en total ignorancia.
Me imagino que el concepto de belleza apareció con el espejo y lo digo porque en eso de ser feliz dicen que hay que empezar por enamorarse de uno mismo. Los primero espejos supongo que fueron de agua tranquila y había otros que eran de calor, que parecían espejos pero que no te podías reflejar pues en realidad resultaban ser espejismos. Los espejismos son una clase de espejos que solo prometen pero nunca cumplen, dejándote con el ansia de belleza o de agua, según la necesidad. Belleza y reflejo van relacionados. Por un lado nos es importante encontrar donde reflejarnos para reafirmar nuestra belleza y por otro, nos encanta poder vernos reflejados en lo bello. La belleza es una necesidad del corazón que requiere constantemente de atención y exige satisfacción, ya sea en el afán de ser bello o en el ansia de ver, escuchar, oler, tocar, poseer, y comer belleza. No hay persona que no sea susceptible a la belleza y cuando hablamos de reflejar la nuestra, pues hablamos de los espejos convencionales, los cuales han evolucionado de ser charcos de agua o lagos tranquilos a ser superficies reflejantes pulidas y perfectas, tan perfectas, que nos dejan ver toda nuestra imperfección y es por eso tal vez, que ya no nos vemos tan bellos y por eso, buscamos el otro reflejo, ese de vernos con lo bello, que es otro tipo de espejo. Estos espejos, funcionan con la emoción y la imaginación de la gente logrando atracción, seducción y deseo. Estos espejos, que reflejan una belleza que quisiéramos poseer porque de alguna manera nos hace ver un futuro mejor, se construye con significado, historias, mensajes, composición, futuro, balance, volumen, brillo, contraste, olor, sonido y color, y esos espejos, que vienen precisamente de la actividad del diseñador, pueden ir de una rica paleta Chupachup a un Ferrari convertible, pensando en que ambos, en un momento dado son capaces inspirar deseo, dejando a discusión si en realidad son espejos o espejismos.
Se cree que los diseñadores somos especialmente sensibles a la belleza y no digo que no lo seamos, pero más bien, lo que tenemos es la gran capacidad de crear belleza y con esto hablo de crear posibilidades de reflejo de las personas en nuestras creaciones y cuando Schopenhauer dice que “la belleza predispone al corazón al favor del portador”, quiere decir que nuestra capacidad permite abrir puertas directas al corazón con el cual tendremos un instante de conquista sin cuestionamiento ni duda. Ese instante oportuno o momento justo de apertura, que es llamado “el kairos” en la mitología griega, es un instante único de apertura que puede representar la diferencia en nuestro logro o nuestra pretensión y la belleza que logra esa predisposición, puede tener muchas formas y medios para existir, queriendo decir con esto que no solo es un producto o un gráfico, puede ser también una presentación, una buen concepto o una historia bien contada. Sin embrago hay que tener cuidado, pues así como los diseñadores hacemos espejos, también podemos hacer espejismos. La belleza predispone sí, pero después de haber logrado el enamoramiento, hay que ser concretos y sinceros para que el amor dure y no dejemos a la gente ansiosa y desilusionada. SER diseñador implica hacer todo con el pensamiento de diseño y es la belleza y el reflejo quienes podrán tener las formas y los medios que tu mente sea capaz de concebir para predisponer a los corazones de tus clientes, jefes, pares y consumidores. La belleza entonces es una puerta de entrada pero no hay que olvidar que el enamoramiento duradero consiste en el verdadero valor agregado que deberá de lograrse con el máximo atributo de la funcionalidad, la factibilidad, el costo y la sustentabilidad de nuestras propuestas o proyectos.
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