También podría hacer referencia al tema del Diseño el cual lo relaciono con el hecho de que normalmente terminamos una propuesta partiendo de la base que lo que hicimos “está bien” y no que “podría estar mal” y esta diferencia es la que puede hacer que el “desmentir” o sea el que veamos que si “tiene problemas” se sufra en vez de agradecerse. Con esto quiero decir que si en vez de pararnos frente al profesor o al cliente a hablar maravillas de nuestro diseño tratando de ocultar su defecto nos paráramos a hablar de lo que el mismo diseño o prototipo nos hace ver como problemas o a escuchar los que otros ven como problemas así calladitos y no tratando de argumentar cada cosa que nos dicen sabiendo que gracias a eso que no estábamos viendo tendremos un producto mejor desarrollado (que es para lo que debe de servir un modelo o un prototipo cuando se presenta y no solo para presumirlo) ganaríamos mucha más confianza con los clientes y repito, sufriríamos menos.
Otra posibilidad sería ponerme a desmentir nuestra profesión diciendo que no, no somos esa maravilla que nos han hecho creer que somos el Sr. Tim Brown y su “design thinking” ni que todos los CEO quieren a un diseñador a su lado solo porque así nos lo dice Tom Peters en su libro Re-Imagina ya que estar junto esos señores no es una cuestión de creatividad sino de, perdón por la palabra, tener mucho huevos para asumir la responsabilidad de las decisiones que se tomen por nosotros y por ende de los millones de dólares que se podrían ganar o perder. Tanto Tim Brown como Tom Peters hablan de diseñadores que son geniales y saben de negocios y de esos no hay muchos porque la mayoría estamos pensando que el diseño es una cosa y el negocio otra y no tenemos ni la más remota idea de lo que es el mundo del dinero y si bien, con justa razón, descalificamos todo eso en pro del mismo diseño, del ser humano, la sustentabilidad y la justicia social, ya sea bajo la bandera del arte, la academia o la institución benéfica, es un hecho que el mundo con dinero se mueve y que gracias a eso, podemos comprar autos, tener Ipads, viajar a Australia, criar hijos, tener trabajos y disfrutar de excelentes vinos.
Para cerrar entonces quiero hacer énfasis que seamos o no diseñadores es necesario aceptar dos cosas para evolucionar a una nueva etapa de pensamiento: La primera, que no tenemos siempre la razón y por ende podemos estar equivocados y la segunda, que es precisamente cuando estamos frente a un problema (aparentemente) sin solución que estamos frente a la oportunidad de avanzar soportando el sufrimiento y si queremos verlo así podemos quedarnos donde estamos resignados ante la no posibilidad para echarle la culpa a quien se deje en vez de aceptar que llegamos al límite de nuestra misma incompetencia.
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