Me parece fascinante el haber descubierto que
los pobres ángeles no son capaces de soltarse una gran carcajada así como
suelen surgir, o sea, imprudentes, sorpresivas, imprevistas, divertidas y creo
que hasta sanas… tal vez los únicos angelitos capaces de carcajearse son los
niños, y digo los chiquitos, aunque en el momento de soltarla les llamemos inmediatamente
diablillos o un pingos, cuya definición por cierto es, “la persona que le gusta
salir y divertirse”.
Sobre esto de los ángeles y la risa Kundera
dice:
“Los
que conciben al diablo como partidario del mal y al ángel como combatiente del
bien, aceptan la demagogia de los ángeles. La cuestión es evidentemente más
compleja.
Los
ángeles no son partidarios del bien, sino de la creación divina. El diablo es,
por el contrario, aquel que le niega al mundo toda significación racional.
La
dominación del mundo, como se sabe, es compartida por ángeles y diablos. Sin
embargo, el bien del mundo no requiere que los ángeles lleven ventaja sobre los
diablos (como creía yo de niño), sino que los poderes de ambos estén más o
menos equilibrados. Si hay en el mundo demasiado sentido indiscutible (el
gobierno de los ángeles), el hombre sucumbe bajo su peso. Si el mundo pierde
completamente su sentido (el gobierno de los diablos), tampoco se puede vivir
en él.
Las
cosas, repentinamente privadas del sentido que se les supone, del lugar que
tienen asignado en el pretendido orden del, provocan nuestra risa. La risa
pertenece pues, originalmente, al diablo. Hay en ella algo de malicia (las
cosas resultan diferentes de lo que pretendían ser), pero también algo de
alivio bienhechor (las cosas son más ligeras de lo que parecen, nos permiten
vivir más libremente, dejan de oprimirnos con su austera severidad)…”
Hace una semana estaba al lado de un ser
extraordinario que, ahora entiendo, es mitad ángel y mitad diablo y creo que es
por esta razón, que he llegado a cultivar con él el arte de lo irreverente y
por ende de la carcajada. Este ser venia describiéndome el texto de Kundera e
inmediatamente conectamos la metáfora con la naturaleza de artistas y
diseñadores y de todos aquellos que eventualmente cruzan la línea incierta de
la creación en busca de la innovación o sea como diría Kundera en busca de que
“las
cosas resulten diferentes de lo que pretendían ser”. No quiero hablar estrictamente de felicidad porque eso es mucho
compromiso, pero si hablara de libertad, ligereza y disfrute de la irreverencia,
o sea de ver que “las cosas son más ligeras de lo que parecen, nos permiten
vivir más libremente y dejan de oprimirnos con su austera severidad”, pues es un hecho que mucho tenemos de diablos e
independientemente de que tengamos la virtud del balance o equilibrio, la cual
confieso, no es nuestra mejor característica, es un hecho que el bien y el mal
no lo vemos como entes separados sino mas bien vivimos mezclándolos y
confundiéndolos actuando como ángeles y diablos y moviéndonos de la razón a la
irreverencia como un acto de creación.
Si buscas el resto del texto, “Las dos risas”
del “libro del la risa y el olvido” encontraras la maravillosa narración sobre
la reacción del ángel ante la risa del diablo, y esto me hace aún mas sentido
cuando recuerdo las veces que he logrado que alguno de mis colegas ingenieros se
tenga que reír incómodamente ante la incoherencia de mis planes y mis puntos de
vista. Es un hecho que tenemos la capacidad para descomponer la realidad y
reinterpretarla y es un hecho también que podemos seducir por medio de lo
ilógico y lo bello, por lo que cada vez que logres que un ángel pase de la risa
incomoda a la carcajada compartida, lo que realmente habrás logrado será el
haber despertado al diablo dentro del ángel y ese sentimiento, que es el
sentimiento de la creación y el descubrimiento seguramente lo hará sentir mas
feliz y puedo asegurar casi, que te vivirá agradecido.